Quién es un fanático? Hay solamente fanatismo en la religión?


Me dicen fanática:
Hola Padre buen día, a mí me dicen fanática por el hecho de decir que estoy enamorada de Dios, porque leo mi Biblia, por que hago mis oraciones, oigo música católica y más cuando escucho su programa de radio.
La ex-fanática.
Hola padre, yo fui fanática de una artista, no soportaba que me hablaran mal de ella, era capaz hasta de hacer mal por ella, hasta de hacer actos indebidos por estar cerca de ella, tenía mi cuarto inundado de sus fotos, mis cuadernos, todo donde podía tener su imagen la tenía, hablaba como ella, era una imagen distorsionada de ella. Eso era yo antes. Gracias a Dios ya cambie.

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Respuesta:
Muchas personas pueden pensar que el fanatismo es algo que refiere solamente a lo religioso.
El fanatismo es un problema serio, suele haber tres campos donde se desarrolla dicho tema, el religioso, político y deportivo o artístico. Es un exceso de pasión que acaba cegando el entendimiento…hasta llegar a la irracionalidad.
Para tener una idea más clara debemos ir a la etimología de la palabra.
Esto es lo que dicen algunos sobre el origen de la palabra:
La palabra fanático viene del latín fanaticus, un derivado de fanum. El vocablo fanum, significa santuario o templo. El vocablo fanaticus designaba primero a un servidor de un templo o fanum, especialmente a los porteros o vigilantes nocturnos que velaban con gran celo por el santuario.
Hace muchos años en Roma, lo normal era el sincretismo religioso, es decir la libre adopción de diversos cultos. Tenían muchos dioses y cada quien tomaba el de su gusto o necesidad. Pero también se desarrollaron otros cultos mistéricos, que para su práctica era necesario iniciarse en un rito de ingreso. Si no participaban de dicho rito no entraban en la práctica de dicho culto. Para ese tiempo algunas personas se iniciaban en varios cultos y participaban en ellos, o cambiaban de uno a otro según sus gustos. Pero poco a poco se desarrolló una cierta tendencia a ser practicante exclusivo de ese culto o ese dios solamente. No había otro más. Lo defendían y se aferraban a él como lo único en el universo de los dioses, a este comportamiento fue lo que designó la palabra fanaticus.
Después, a partir de fanum, en el Siglo I a.C. se desarrolla un verbo: fanor, fanari, con el significado de estar poseso por un fervor divino, delirante y frenético, que genera un nuevo sentido para fanaticus. En este caso sería la persona que se deja llevar por una pasión, por un sentimiento exagerado.
El fanático se inspira en una idea o pensamiento indiscutible y lejos del uso de la razón crítica y animado por una especie de fuerza interior es llevado muchas veces a la exaltación colectiva y muchas veces sin medir acciones ni los efectos que estas pueden causar.
El fanatismo supone una adhesión incondicional a una causa. La mencionada ceguera que produce el apasionamiento lleva a que el fanático se comporte, en ocasiones, de manera violenta, irracional e intolerante. El fanático está convencido de que su idea es la mejor y la única válida, por lo que menosprecia las opiniones de los demás y si alguien se pone en contra de lo que piensa puede ser capaz de todo incluso de acabar con la vida de otra persona.
Cuando el fanatismo llega al poder político, suele desarrollar todo un sistema para la imposición de sus creencias, castigando a los opositores de muchas formas.
Hay dos tipos de fanatismo, el que surge en el momento de fuertes crisis sociales, ese que frente a situaciones ambiguas se ofrece como definición tajante, y otro tipo de fanatismo es el que está emparentado con la exaltación de la admiración, que es el que se tiene por un ídolo, por un equipo de fútbol, por un músico.
El fanatismo en el deporte o en la persona de la farándula o de las artes, es la concentración del ideal YO en una persona. El fanatismo que se da es una búsqueda de redención, es una proyección de lo que quisiera ser o hacer. Aquí puede buscar y adquirir todo lo que sea un signo de su vida e identificarse hasta en el más mínimo detalle. Lo malo de este tipo de fanatismo es que la persona no está contenta consigo misma. Adoptarán modos de vida que impedirán crearse una propia identidad y por lo tanto siempre estará en la búsqueda de la novedad. 
¿Pero el razonar evita que lleguemos a caer en el fanatismo? Cierto es que no, ya que podemos llegar al fanatismo de las ideas y estancarnos en una sola postura sin dar espacio a diferentes opiniones. La historia lo ha demostrado en la polémica de los filósofos de la Ilustración, allá por el siglo XVII, llamado también el siglo de las luces.
Este fenómeno de la Ilustración indica una tendencia ideológica desesperada, impacientada, sulfurada y rabiada cuya práctica o actitud está determinada por un absolutismo que llegó a convertirse en una especie de despotismo que los fue llevando hasta la intolerancia. En muchos de estos grandes pensadores, razonadores también se dio el fanatismo.
Sin duda, la humildad y la sabiduría de Dios son las que nos pueden librar de caer en el fanatismo. Pidamos a Dios que cada día nos inunde su amor, para pedir humildad y sabiduría.

En la religión puede darse mucho fanatismo y sobre ese punto podemos hablar de una forma aparte señalando algunos puntos. Pero hoy lo que hemos querido hacer es aclarar que el fanático no está solamente en la religión, sino en todos los ambientes hay de ese tipo de gente caprichosa y cerrada.